Mirando al Norte.

 

  Subir a Pandu es adentrarse en una carretera dura de cuestas, dura de curvas y a trechos fuertemente arbolada y oscura,  podría decirse que es una carretera gótica por lo sombrío de su trazado. 

   Pero una vez que se gana altura, en su vertiente norte surge como un regalo el estuario de la Ría de Villaviciosa, la zona de marismas, refugio ornitológico de primer orden y de un valor visual-paisajístico difícil de igualar, pues aquí instalaron sus caballetes Eusebio Llorca, Cuadra Sánchez, Enrique Mijares, Amelia Ballina, J.M. Puente, Gonzalo Gil, José Miguel Beneyto e Isabel Hernández para pintar tanta belleza como se pudo.

   

Acuarela de J.M. Puente.

Acuarela de J.M. Puente.

Acuarela de Enrique Mijares.

Acuarela de Amelia Ballina.

Acuarela de Cuadra Sánchez.

Acuarela de Isabel Hernández.

Acuarela de Gonzalo Gil.

Acuarela de Eusebio Llorca.

Acuarela de Eusebio Llorca.

Acuarela de José Miguel Beneyto.

Amelia Ballina con el Bosque Animado. 

Eusebio Llorca.

Cuadra Sánchez, Amelia Ballina, José Miguel Beneyto y Gonzalo Gil.

Isabel Hernández, Cuadra Sánchez y José Miguel Beneyto.

El paisaje.