En realidad, con permiso del maestro John le Carré este blog debería titularse "Los pintores que surgieron del frío", tal era el ambiente gélido que convertía a la playa de Merón en la cubitera de un gran frigorífico. Los pintores iban avisados, así es que a los primeros síntomas glaciales se subieron a la parte alta de la rasa de Arguero y, allí si, pintaron al tibio sol.
Esta rápida retirada tenía su intríngulis, pues el plan tras la pintura era el ágape anual que celebraron al abrigo de uno de los espacios mas vernáculos de nuestra identidad, el llagar, que debería figurar entre los órdenes arquitectónicos clásicos. Algún día describiremos este espacio cuasi-mágico.



























